Bocaditos de Perú que enamoran 💛
Un territorio mágico con comida deliciosa a base de plantas
¿Alguna vez has sentido que un lugar te atrapa con su historia, otro quizás con su comida y otro con sus paisajes? Hay un lugar que, para mí, lo hizo todo a la vez: Perú. Aún puedo sentir el aire frío en mi piel, el color vibrante de cada montaña, y el sabor tan especial de las papas nativas, entre muchas otras sensaciones que evocan en mí los mejores recuerdos.
Quince días nos llevaron a Moi, mi novio, y a mí por Cusco, Huaraz y Lima, cada uno con su propia magia, su ritmo único y, por supuesto, su sabor característico. Pero si algo los une, es la conexión profunda con la tierra, con una agrobiodiversidad que ha alimentado a generaciones y que hoy sigue siendo el corazón de su cocina.
Quiero compartir contigo un poco de esta experiencia que me abrió la mente a paisajes sorprendentes, técnicas de cultivo ancestrales y a sabores increíblemente deliciosos.
Primera parada: Cusco
Cusco no solo es la entrada a Machu Picchu; es una ciudad con una energía demasiado poderosa y era el centro de la civilización Inca. Desde los mercados hasta los restaurantes, todo parece rendir homenaje a lo que crece en esta tierra. Comí quinua, papas nativas, lúcuma - que es una fruta que usan muchísimo allá y tiene una textura cremosa y seca a la vez - y mucho maíz o choclo, como le dicen allá. Cada cosa que probé me reconectó con lo simple y poderoso de los ingredientes bien trabajados.




Las papas—de todas las formas, colores y tamaños posibles—fueron una revelación. En un mercado, una vendedora me contó que en Perú hay más de 4,000 variedades. "Cada una tiene su historia", me dijo. Y tenía razón. Desde la papa moraya, secada al sol y al frío de la puna, hasta la papa amarilla, cremosa y perfeeeeecccta para un puré que se deshace en la boca. De hecho, tuve la fortuna de tener una experiencia para degustar diferentes tipos de papa y, woooooow, me sorprendió demasiado cómo variaba su sabor, textura, color, aroma…¡todo!
La estadía en Cusco también me permitió aprender taaanto, pero tanto, sobre el Valle Sagrado. En este lugar, la conexión entre la tierra y el ser humano es palpable. Los Incas desarrollaron un sistema de terrazas agrícolas que no solo evitaba la erosión del suelo, sino que permitía el cultivo a distintas alturas, creando microclimas perfectos para la experimentación con semillas. En lugares como Moray, estos círculos concéntricos no eran simples andenes, sino laboratorios agrícolas donde se cruzaban variedades de papa y otros cultivos para adaptarlos a diferentes altitudes y temperaturas. Gracias a este ingenioso método, hoy existen más de 4,000 variedades de papa en Perú. Entre más abajo, más aumenta la temperatura en las terrazas (puedes observarlas en la foto). Me sorprende demasiado pensar que lugares como éste son un testimonio vivo de cómo la sabiduría ancestral transformó la alimentación y aseguró la supervivencia de generaciones. Definitivamente, este fue uno de mis tours favoritos.




En cuanto al Mercado Central de San Pedro, en Cusco, me encantaría compartir contigo un par de alimentos que llamaron mucho la atención. Este mercado reúne historias que me permitieron conocer mucho más de la cultura alimentaria y las dinámicas sociales al rededor de productos como el maíz, la papa, la maca y hierbas medicinales.




En la primera foto puedes ver una pequeña prueba de la inmensa variedad de papas con la que cuentan. En la segunda, maíces hermosos con patrones de color demasiado sorprendentes. Abajo a la izquierda está el chuño. Estas papas pasan por un proceso de deshidratación, una forma tradicional de conservar y almacenarlas por mucho tiempo. Son muestra de uno de los legados más importantes de la civilización andina y de la seguridad alimentaria de los pueblos. En la foto de abajo a la derecha está la raíz de la maca negra, la cual me sorprendió porque siempre la había visto en polvo pero nunca había tenido la oportunidad de verla sin procesar. Puedes distinguir fácilmente las tres variedades dependiendo de las combinación de colores: amarilla completamente, amarilla con rojo o amarilla con negro.
Segunda parada: Huaraz
Después de días increíbles en Cusco, recorriendo el Valle Sagrado y con la imperdible parada en Machu Picchu, emprendimos nuestra camino hacia Huaraz. Una ciudad pequeña con cientos de lagunas hermosas de color azul turquesa profundo y nevados preciosos. Me encantaría mostrarte unas fotitos del paisaje antes de hablar de la comida.


En cuanto a la comida, debo confesarte que no fue tan sencillo encontrar opciones de desayuno en los tours. Todos los días nos levantábamos muy temprano para hacer caminatas exigentes y antes de iniciar parábamos en algún restaurante en la carretera. Como no fue tan fácil conseguir desayunos a base de plantas, todas las noches preparaba una avena trasnochada con proteína en polvo, puré de banano, canela, leche de soya y arándanos, ¡una delicia! Para el almuerzo, a veces íbamos a buffets en donde podía encontrar varios vegetales, pero no había legumbres o fuentes de proteína vegetal, por lo que opté por comprar hamburguesas de frijoles o de lentejas desde el día anterior y las empacaba para almorzar. Sin embargo, a pesar de que no había tantas opciones, me llevé grandes y deliciosas sorpresas.




El primer día encontramos un restaurante súper caserito, de esos que te llenan el corazón porque saben a hogar. Y con ese frío tan intenso y penetrante tuvimos la suerte de tomarnos una sopa deliciosa de alcachofa y verduras. La alcachofa estaba tierna y sabrosa. Y el sabor del caldo era profundo. De seco nos llevaron un plato con lentejas, tofu apanada, arroz y ensalada con zanahoria, remolacha, lechuga y aguacate. Tooooodo estaba increíblemente delicioso :)
En la foto de abajo a la izquierda probé una ensalada de tarwi, una legumbre que se cultiva en los Andes y que por su alto valor proteico se compara con la soya. Esta ensalada era una especie de ceviche, al cual llaman “ceviche de chochos”. Me parece asombroso haber tenido la oportunidad de probar esta legumbre porque era consumida por los incas y fue una experiencia nueva que me abrió la mente a recordar que existen muchísimos más alimentos de los que conozco y siempre es una fortuna probarlos. Por último, el chaufa de quinua. Es una preparación con influencia asiática en la que el uso de vegetales salteados, tofu, quinua y salsa de soya, da como resultado un plato lleno de sabor.
Tercera parada: Lima





¡Llegamos a nuestro último destino! Ya no tengo mucho espacio en este post jeje así que te resumiré que en Lima probé el ají, que generalmente es de gallina, pero en este caso era de yuba (piel o nata de soya). Es un sabor difícil de describir, algo que jamás había probado y que me cuesta relacionar con otros sabores, pero en general estaba rico. Y el ceviche que ves arriba era de orellanas + orellanas apanadas + camote + maíz (allá le dicen choclo) y canchitas (maíz tostado). ¡Deeeeelicioso! La siguiente comida es un guisado norteño con seitán que, a pesar de que su apariencia no sea la mejor, estaba muy muy rico. No sé bien de qué lo hicieron jeje, pero la proteína era seitán, acompañado de frijoles blancos, a los que allá llaman frejoles, arroz y cebolla encurtida. Por otro lado, una causa limeña hecha con puré de papa, una capa de garbanzos cremositos, aguacate y más papa. Encima, cebolla, setas, algas y ají.
Por último, fuimos a dos restaurantes increíbles. Limaná y Ccori. Ambos con un sentido de sostenibilidad admirable.
Gracias gracias gracias por haber llegado hasta acá. Espero que esta narración te haya llevado a un pequeño viaje de exploración sensorial a través de un poquito de la cultura gastronómica peruana. Soy consciente de que me faltaron muchos platos por probar, pero estoy segura de que no será la única vez que iré a Perú porque su territorio me enamoró ❤︎. En los comentarios te dejo los restaurantes que me gustaron :) Coméntame si has ido a alguno o si has probado platos a base de plantas allá que quieras recomendar.
Me despido con un sentimiento de gratitud infinita con la vida por haber tenido la oportunidad de visitar estos lugares. Te mando un abrazo gigante y gracias por ser parte de esta comunidad ✨
Te quiero,
Maca.
Muy buenas noticias llegan de Perú por este medio, que lindo lo que nos cuentas.
Los chochos, creo que son los mismos altramuces que son muy buena fuente de proteína, no sé si se puedan conseguir en Colombia.¿?
Maca, infinitas gracias por tomarte el tiempo de compartir tu experiencia. Es hermoso como podemos conocer un país, su cultura y su riqueza a través de la comida. He ido a Perú muchas veces y también quede maravillada con lo que comi y al leerte me transportaste a esos viajes. Gracias por transmitir ese amor por los alimentos. <3