Cuando la vida cambia de un momento a otro
Y tienes la fortuna de contar con alimentos preparados en tu nevera :)
A veces cuesta aceptar que la única constante en la vida es el cambio. Puede sonar cliché pero es tan cierto que incluso la mayoría de empresas que se resisten al cambio terminan desapareciendo. Igualmente, el cambio también puede manifestarse en forma de situaciones sobre las cuales tenemos poco o ningún control y nos invitan a adaptarnos o a darle la bienvenida a nuevas perspectivas.
Desde hace un tiempo mi gato, Milo, ha estado enfermito y después de 13 años de contar con su compañía es bastante retador asimilar los cambios en su salud. Esta es una de esas situaciones sobre las que no tengo control y a pesar de que estoy consciente de que son procesos de la vida, cuesta tener esa tranquilidad que tanto me gustaría. Esto empezó a desencadenar otros eventos que me hacían sentir incómoda. Estrés por numerosas visitas al veterinario y tener que dejarlo internado, presión por organizar mis talleres de cocina presenciales, mientras trabajaba, y sigo trabajando, en las plataformas digitales de mi proyecto y, en general, el balance trabajo-descanso. Es un ciclo del que no es tan sencillo salir hasta que de repente sucede algo que te hace parar un segundo, respirar y re pensar las cosas. Este evento para mí fue cortarme la mano con un cuchillo mientras cocinaba, estresada, triste, con miles de emociones. Justo unos días antes había afilado ese cuchillo hace poco y sentí una cortada profunda y muy dolorosa, también difícil de asimilar porque en los 7 años que llevo cocinando nunca me había pasado algo así. Al día siguiente tenía un taller y no podía creer que justo me hubiera pasado esto, me sentía abrumada. Afortunadamente todo salió muy bien en el taller, las personas que vienen siempre tienen una energía hermosa que recarga y me llena el corazón. También me recomendaron que fuera al médico a que me cogieran puntos y pensé que no era para tanto hasta que me descubrí la curación que me había hecho y sí parecía como algo a lo que necesitaba prestarle más atención jeje.
Mientras esperaba en la sala de urgencias le decía a mi novio que todo esto había sucedido por “no regular mis emociones” a lo que me respondió que no se trata de regularlas sino de aceptarlas y poder navegar a través de ellas, sentirlas y observar cómo van pasando y también se van transformando. Es todo un proceso en el que entendí que debía ser más gentil conmigo misma. Después de varias horas por fin me atendieron y me cogieron 5 puntos. Ha sido de las experiencias más impresionantes de mi vida y yo sé que es una cortada, pero por fortuna nunca me había pasado nada que me obligara a ir a una clínica.

Después de la cirugía sentí dolor y no podía mover bien mi mano. Me pregunté: ¿Y ahora cómo voy a cocinar con una sola mano? Te conté toda esta historia para conectarlo con la fortuna de contar con alimentos preparados en la nevera para nutrirnos de forma sencilla, deliciosa y variada. Y no, la clave no es hacer mucha cantidad de una sola receta y comer lo mismo repetidas veces, sino tener bases que te ayuden a armar diferentes preparaciones durante la semana o al menos por varios días. Si armáramos un esquema podría verse como alistar:
Vegetales: lavados y algunos picados.
Una proteína marinada (como tofu) o cocida (como lentejas, frijol, garbanzo).
Un carbohidrato: arroz, quinua, plátano, papa.
Alguna salsa multiusos o esparcible (como hummus).
A continuación voy a mostrarte tres platos que pude armar con una sola mano gracias a que tenía cositas listas en la nevera antes de que todo lo de mi cortada sucediera. Esto definitivamente redujo un estrés más que hubiera podido tener y me permitió explorar mi creatividad y recursividad.



En la primera foto tosté una arepa, esparcí hummus de garbanzo encima y salteé champiñones enteros y brócoli. Acompañé con rábanos que ya tenía encurtidos (son una bendición) y un alimento a base de coco con sabor a queso feta.
En la segunda hice un estofado licuando cebolla, ajo y tomate, cociné el resultado con un poco de aceite de oliva y especias como cúrcuma, comino, pimienta negra, paprika y sal. Luego agregué quinua cocida y lentejas cocidas y cuando ya estaba a punto de servir añadí unos trozos de coliflor que ya tenía cocido también. Finalicé con almendras caramelizadas que tenía listas y hojitas de cilantro que había lavado. Parece complejo pero realmente fue solo poner todo en una olla y esperar unos minutos. Luego usé otra tanda de lentejas (que no incluí en el estofado) y las tosté con un poco de aceite de oliva y especias para un snack y toque crocante para otros platos. Esa es la maravilla de preparar legumbres solo en agua y después poder jugar con ellas en diferentes preparaciones.
Por último tosté unas tortillas de maíz (compradas) y les puse hummus, tofu que tenía marinado y luego asé, zanahoria que ya tenía rallada, brotes, rábanos encurtidos y salsa picante. DELICIOSO.

Sé que este escrito puede estar un poco extraño contándote sobre Milo, mi cortada y las comidas que he hecho. Pero en realidad todo se conecta. El alimento está ahí para acompañarnos en los inevitables cambios de la vida y para nutrirnos cuando nos sentimos bajitos de nota. En mi día a día esto me funciona increíblemente porque ahorro tiempo, energía, como delicioso y lo disfruto demasiado. Creo que ahí está la magia, en disfrutar y darnos la oportunidad de explorar diferentes opciones a partir de los alimentos que nos traen bienestar.
Una súper recomendación es que no te pongas demasiada presión por hacer 1000 recetas para la semana cuando estés iniciando. Ve a tu propio ritmo adelantando una que otra preparación y cuando sientas que ya es un poco más sencillo puedes ir incrementando la cantidad de cosas que alistas :)
Por último, ya para cerrar, hoy me siento profundamente agradecida por mi cuerpo, todo lo que puede hacer y cómo me permite hacer lo que más me gusta en el mundo que es cocinar. Igualmente, la capacidad tan increíble que tiene de sanar. Mi herida está cicatrizando, cada vez puedo mover mejor mi mano y tuve la oportunidad de dar todos mis talleres presenciales de la mejor forma posible. Voy más lento, respirando profundo, en gratitud, dándole mucho amor a Milo hermoso y viviendo un día a la vez. ¡Qué fortuna!
Recomendación
Si quieres aprender las bases para realizar este tipo de organización de tus comidas y así optimizar tiempo y energía, puedes revisar mi curso en línea “Lonchera de Colores: La fórmula del plato equilibrado a base de plantas.”
Para ver
No te pierdas de este sistema increíble de agricultura. Xochimilco: La JOYA de la agroecología en la Ciudad de México.
Para leer
En este momento estoy leyendo un libro que se llama “El arte de perder”, de Roberto Martínez. Un libro en el que nos comparte sus secretos para romper las barreras mentales que nos impiden crear, y nos ofrece propuestas para escapar de los estándares superficiales del éxito y construir una carrera que nos permita ser exitosos en nuestros propios términos.