El desayuno es la comida más importante del día. Eso es lo que he escuchado toda la vida y lo que encuentro en numerosos artículos en internet. ¿Qué tan cierto es?
Realmente, eso fue lo que nos hicieron creer con poderosas campañas de mercadeo cuando se inventaron los cereales, pero bueno, ese es tema para otro escrito. Estoy segura de que todos podemos plantear una perspectiva distinta. Lo que sí sé es que desde que tengo memoria ha sido la comida que más y mejores recuerdos me trae. Cuando era pequeña soñaba con desayunar huevos pericos (con cebolla y tomate) y una arepa bañada…bañadísima en mantequilla. Era todo un manjar antes de irme al colegio. Luego, cuando tenía unos 10-11 años me hice unos exámenes médicos y mi colesterol salió alto. Aunque no sabía con certeza qué significaban esos resultados, cambié la arepa bañada en mantequilla, por una que apenas tuviera lo suficiente para esparcir sobre su superficie blanca con pinticas doradas y aún disfrutarla.
Luego tuve un tema con los huevos. La clase de biología del colegio…impresión al saber qué eran jeje…y dejé de comerlos por un periodo de tiempo. La verdad no duró mucho y volví a consumirlos porque en ese momento tenía desconocimiento sobre otras opciones y lo normalicé.
Duré un largo tiempo variando entre huevo con arepa o cereal, hasta que en el 2016 viajé a Australia de intercambio y conocí opciones diferentes. Recuerdo que veía a los demás comer avena al desayuno y eso me causaba muchísima curiosidad. ¿Cómo se hace? ¿Qué le encuentran a un plato “masacotudo” y sin apariencia apetitosa? Quise averiguarlo por mí misma y compré una bolsa de avena en hojuelas enteras. Seguí las instrucciones del empaque, que literalmente eran: agregar agua y ponerlas en el microondas. ¡Ugghhh! Creo que hasta el momento ha sido la experiencia de desayuno menos placentera de mi vida y seguí con el mismo desayuno de siempre.
Luego llegué a Colombia, abrí Instagram y todo cambió. Vi un mundo lleno de smoothies, bowls, avenas que sí se veían increíbles, pancakes y tostadas de aguacate. Lo que ahora podrían considerarse desayunos de moda y muy aesthetic. Qué locura cómo la globalización e interconectividad influyó sobre mi visión. Paradójicamente, la avena se convirtió en mi desayuno favorito. Empecé a experimentar y la cocinaba con chocolate, con banano, canela, con bebidas vegetales (que también eran nuevas para mí), frutas y nueces encima. Me sentía como cuando un bebé descubre su juguete favorito.
Esta nueva visión junto con mi búsqueda hacia una alimentación más consciente que priorizara el consumo de alimentos de origen vegetal, fue creando un camino desde ceros y lleno de cosas por descubrir. A veces me daba miedo y sentía resistencia. No obstante, sin darme cuenta, introduje ingredientes nuevos, combinaciones que jamás había intentado y disfruté (y sigo disfrutando) cada aprendizaje con sabores de otro mundo. De hecho, se convirtió en uno de mis momentos favoritos del día, lo que me inspiró a indagar más sobre la cocina vegetal.
Siempre he sido muy curiosa sobre la manera en la que nos conectamos con los alimentos. Tener acceso a un desayuno nutritivo, al menos en Colombia, es realmente un privilegio. Siento mucha gratitud en mi corazón porque puedo acceder a vegetales, frutas, semillas, nueces, legumbres y cereales enteros que hacen de mi desayuno algo nutritivo, mientras poblaciones que viven en la pobreza o con bajo acceso al alimento, ven alterado ese momento de romper el ayuno después de varias horas. “Si desayunamos, no almorzamos. A veces porque no hay comida, y la mayoría de las veces porque no hay billete”.1
A pesar de que Colombia es un país pluricultural, multiétnico y megadiverso, a veces nos quedamos comiendo lo mismo por desconocimiento, difícil acceso o el pensamiento limitante que nos dice “no me gusta esto, sólo me gusta aquello”. Se convierte en una dinámica en donde comer frutas, vegetales y alimentos altos en fibra se considera una dieta restrictiva, en lugar de un estilo de vida que prioriza el bienestar. Esto se debe a que como seres humanos nos cuesta cambiar de rutinas y costumbres. Tenemos saberes culinarios indígenas, africanos y españoles, todo un mestizaje culinario presente, pero el ritmo de vida actual ha transformado la rutina hacia alimentos más procesados, rápidos de hacer y con valores nutricionales un poco más bajos. Hay muchísimo por conocer de las tradiciones que cambiaron gracias a la urbanización, a la inclusión de las tecnologías en la cocina y una mayor participación de la mujer en el crecimiento industrial. Y a veces me da una sensación de nostalgia, aunque no crecí en esa época, el pensamiento de que antes todo era mucho más lento, más natural.
Después de pensarlo por varios días, caí en cuenta de que el desayuno tiene una importancia cultural y social que puede verse a través de la identidad que vamos construyendo alrededor del acto de comer. Puede transformarse a través del tiempo, dependiendo de nuestro ritmo de vida, el territorio que habitamos y el acceso a alimentos, entre otros factores. Además, dada esa conectividad que estamos viviendo ahora, podemos conocer las opiniones de todo el mundo: Qué se debe comer, qué se debe evitar, en qué orden y a qué hora. ¡Qué locura!
Algo que actualmente me brinda mucha tranquilidad y me hace sentir afortunada es que encontré esa comida reconfortante, y nutritiva a la vez, en la que incluyo alimentos que me gustan, que disfruto demasiado y que también me nutren. En mi top están definitivamente los vegetales. A veces desayuno tazones gigantes de muchos vegetales, quinua, garbanzos, hummus, semillas y mucho limón. El pan de masa madre está en lo más profundo de mi corazón y es la base perfecta para un puré de aguacate y muchos vegetales salteados. Las arepas de maíz muy tostaditas no se quedan atrás, con tofu revuelto y vegetales. Mi amada avena, ahora más de vez en cuando, con vegetales rallados. Y, por supuesto, un vaso gigante de mucha gratitud.
Finalmente, para responder al título de este escrito, el desayuno ideal es aquel que te deja el corazón contento y que al mismo tiempo nutre tu cuerpo y tu mente. Una súper recomendación: incluye una buena fuente de proteína, carbohidratos complejos, grasas saludables y fibra y tendrás el combo perfecto para un desayuno completo que apoyará tus objetivos del día. ☀️
Y tú, ¿tienes una rutina de desayuno? ¿Qué es lo que más disfrutas comer en este momento?
Hace poco hice una receta inspirada en las tostadas francesas, pero en versión salada. Anímate a prepararla, quedó deliciosa con tomates asados y aguacate. Te dejo el link de la receta y una fotico para que te antojes :)
Si quieres aprender a hacer desayunos nutritivos y deliciosos, asiste a mis talleres presenciales de desayunos en Bogotá :) Si quieres más información, escríbeme. Los cupos se fuero volando pero me quedan unos cuantos.
PARA PRACTICAR
Expresa gratitud antes de comer lo que hay en tu plato. 🌸
PARA REFLEXIONAR
¿Cómo mis hábitos diarios al desayuno impactan mi bienestar? 🥰
PARA AFIRMAR
Soy capaz de preparar comida nutritiva para consentir mi cuerpo y sentir mucha energía. ✨
Mil gracias por leer, te mando un abrazo enorme ♥︎
Rev Esp Nutr Comunitaria 2018;24(Supl. 3):23-29. https://www.renc.es/imagenes/auxiliar/files/2018__Nutr_Comun_24_Suple_3_Orig_4%281%29.pdf